Más de una vez nos hemos preguntado qué se oculta bajo la superficie. O, por ejemplo, al otro lado de una pared, o en un depósito de almacenaje, en un contenedor o tras una tapa. El control de nivel y de alimentación es la especialidad de los sensores de proximidad capacitivos. Da igual que se trate de materiales sólidos, como papel o madera, granulados o líquidos, los sensores detectan con fiabilidad el estado de los elementos tanto durante el proceso de producción como en el control final. ¿Hay algo tras la tapa? ¿Está realmente lleno el envase que se ha rellenado? ¿Cuánta pintura queda en el depósito? Para un sensor de proximidad capacitivo, estas preguntas son fáciles de responder. Los sensores de proximidad capacitivos de SICK están siempre cerca del punto de interés. Sus distancias de conmutación, de entre 1 y 25 mm, los hacen aptos para prácticamente todo tipo de condiciones de montaje y les proporcionan una gran flexibilidad que permite utilizarlos en un gran número de aplicaciones. Además, estos sensores tienen una resistencia notable a las interferencias. La suciedad, el polvo y la niebla del aire ambiental les afectan tan poco como las interferencias electromagnéticas. No es de extrañar que se empleen en los ramos más diversos, lo mismo en la industria alimentaria que en aplicaciones de montaje automático o en sistemas de almacenamiento y transporte.